Textus Receptus Bibles
Reina Valera 1909
4:1 | ENTONCES Moisés respondió, y dijo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. |
4:2 | Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. |
4:3 | Y él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y tornóse una culebra: y Moisés huía de ella. |
4:4 | Entonces dijo Jehová á Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y tomóla, y tornóse vara en su mano. |
4:5 | Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. |
4:6 | Y díjole más Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y como la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. |
4:7 | Y dijo: Vuelve á meter tu mano en tu seno: y él volvió á meter su mano en su seno; y volviéndola á sacar del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. |
4:8 | Si aconteciere, que no te creyeren, ni obedecieren á la voz de la primera señal, creerán á la voz de la postrera. |
4:9 | Y si aún no creyeren á estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río, y derrámalas en tierra; y volverse han aquellas aguas que tomarás del río, se volverán sangre en la tierra. |
4:10 | Entonces dijo Moisés á Jehová: Ay Señor! yo no soy hombre de palabras de ayer ni de anteayer, ni aun desde que tú hablas á tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. |
4:11 | Y Jehová le respondió: ¿Quién dió la boca al hombre? ¿ó quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿no soy yo Jehová? |
4:12 | Ahora pues, ve, que yo seré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. |
4:13 | Y él dijo: Ay Señor! envía por mano del que has de enviar. |
4:14 | Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo á tu hermano Aarón, Levita, y que él hablará? Y aun he aquí que él te saldrá á recibir, y en viéndote, se alegrará en su corazón. |
4:15 | Tú hablarás á él, y pondrás en su boca las palabras, y yo seré en tu boca y en la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. |
4:16 | Y él hablará por ti al pueblo; y él te será á ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios. |
4:17 | Y tomarás esta vara en tu mano, con la cual harás las señales. |
4:18 | Así se fué Moisés, y volviendo á su suegro Jethro, díjole: Iré ahora, y volveré á mis hermanos que están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jethro dijo á Moisés: Ve en paz. |
4:19 | Dijo también Jehová á Moisés en Madián: Ve, y vuélvete á Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte. |
4:20 | Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y púsolos sobre un asno, y volvióse á tierra de Egipto: tomó también Moisés la vara de Dios en su mano. |
4:21 | Y dijo Jehová á Moisés: Cuando hubiereis vuelto á Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano: yo empero endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo. |
4:22 | Y dirás á Faraón: Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. |
4:23 | Ya te he dicho que dejes ir á mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir: he aquí yo voy á matar á tu hijo, tu primogénito. |
4:24 | Y aconteció en el camino, que en una posada le salió al encuentro Jehová, y quiso matarlo. |
4:25 | Entonces Séphora cogió un afilado pedernal, y cortó el prepucio de su hijo, y echólo á sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. |
4:26 | Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, á causa de la circuncisión. |
4:27 | Y Jehová dijo á Aarón: Ve á recibir á Moisés al desierto. Y él fue, y encontrólo en el monte de Dios, y besóle. |
4:28 | Entonces contó Moisés á Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado. |
4:29 | Y fueron Moisés y Aarón, y juntaron todos los ancianos de los hijos de Israel: |
4:30 | Y habló Aarón todas las palabras que Jehová había dicho á Moisés, é hizo las señales delante de los ojos del pueblo. |
4:31 | Y el pueblo creyó: y oyendo que Jehová había visitado los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, inclináronse y adoraron. |
Reina Valera 1909
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